FAHRENHEIT 451

Posted: by Isaias Romero P. in
1


Por: Renson Said

Fue el poeta alemán Heinrich Heine el que acuñó la frase, según la cual, donde queman libros se terminará, inevitablemente, quemando seres humanos. Ese ha sido siempre el dogma del fanatismo religioso culpable de haber estancado el desarrollo de la humanidad por la ambición desmesurada de devolverle a la Iglesia de Roma el poder político que, durante la Edad Media, sirvió para mandar a la hoguera a los hombres más brillantes de la antigüedad.
La inquisición de cada época ha mandado a quemar libros de Voltaire, Rousseau, Brod, Marx, Einstein, Jack London, Thomas Mann, todos los de Zweig y 20 mil obras más entre poesía, novelas, ensayos, textos filosóficos y científicos. Cuando salió La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, toda la edición fue quemada en la plazoleta central del Leoncio Prado.

En la Alemania nazi los libros eran lanzados a la hoguera mientras un locutor, devoto del Tercer Reich, leía a gritos a una multitud enardecida el título del libro y las razones de su condena.

Quemaron a Giordano Bruno por hereje. Galileo Galilei afirmó científicamente que la Tierra giraba alrededor del sol y no del Vaticano y tuvo que retractarse de tremenda herejía frente a la Santa Inquisición para salvarse de que lo quemaran vivo. Cuando Sigmund Freud supo que sus libros eran quemados por el ejército de Hitler, exclamó:

-“¡Cuánto ha avanzado el mundo: en la Edad Media me habrían quemado a mí!”

Pero el mundo no ha avanzado, viejo Freud. El Santo Padre, Alejandro Ordóñez, máxima autoridad que procura el sostenimiento de la Santa Inquisición alardea con el pecho henchido haber mandado a la hoguera (cuando era estudiante de bachillerato en Bucaramanga) libros de literatura universal: Flaubert (el pobre Flaubert que nadie deja tranquilo, ya en el siglo XIX su novela Madame Bovary fue prohibida por el Alejandro Ordóñez de la época), Víctor Hugo, Proust, otra vez Rousseau y Thomas Mann. Libros que, previamente, el Inquisidor de la Procuraduría había robado de la biblioteca Gabriel Turbay.




Ahora, siguiendo la regla del fanatismo religioso, quiere quemar seres humanos y mandar a la hoguera a la comunidad LGBTI. Porque el Procurador procura utilizar la religión como herramienta política y es eso, precisamente, lo que ha estancado el desarrollo de la civilización. El Procurador tiene todo el derecho a oponerse a la suspensión del embarazo (aunque si él pudiera parir, el aborto sería una derecho constitucional), tiene derecho a no usar condón (aunque represente un peligro: significa que tendremos más alejandros ordoñez jr.), tiene derecho además a pertenecer al ala más radical de la iglesia católica y creer en cosas imposibles como Dios y la Virgen. Pero en lo único en que no tiene derecho este dictadorzuelo de la moral es en meterse en la cama de los demás. Fahrenheit 451 es la temperatura en que el papel empieza a arder: la temperatura en que los libros se queman. ¿Qué temperatura se necesita para quemar el cínico papel que desempeña el procurador?

1 comentarios:

  1. Los únicos papeles que deberían quemarse en este país son los papeles del estado colombiano, tan nefastos, tan llenos de odio en todo su accionar. Muy acertado tu comentario; este hace parte de la trinchera de la libertad que debe empezar a excavarse por el pueblo colombiano, para bien de todos.
    Adelante Renson, que las palabras también tienen vida en este país de muerte.

Primera Pàgina de La Opiniòn

Primera Pàgina de La Opiniòn

lea el pròlogo del Popol Vuh de Ediciones Dipon, escrito por Renson