Vía Libre
La palabra apostólica de Ahiman
Renson Said
rensonsaid.blogspot.com
Es desgarbado y silencioso, pero escribe con la furia de un volcán en erupción. Sus textos son una crítica feroz al capitalismo, a la violencia, al desempleo, a la falta de oportunidades. Su juventud y rebeldía lo han convertido en un ícono en la ciudad. No hay muchacho de barrio que no tome de sus textos la fiebre y el veneno necesario para estampar en la pared el grito urbano en un grafito clandestino.
No llega a los treinta años de edad pero por su garganta pasa toda la calle y todo el barro, toda la vida y todo el grito de su generación. Es un cronista existencial. En sus textos explota la violencia estética necesaria para no dejar títere con cabeza. Es una mezcla de Bukowski con Calle 13. Nació para dar puñetazos. Y si le amarran las manos, le quedan los pies. Y si le amarran los pies, queda la fuerza sísmica de su voz con la que logra hacer que los ciegos vean y los mudos hablen. Yo lo vi una vez haciendo el milagro bíblico de la levitación. Pero era su voz la que hacía levitar al auditorio.
Es un apóstol de los gentiles. Camina de barrio en barrio a través de las estaciones de radio llevando el mensaje de la resistencia. Sabe que su causa está perdida, pero patalea, como hacen los ahorcados. No conozco a otro cronista igual. Se hunde en los intestinos de los callejones, en las calles ciegas de los suburbios, en las tabernas lúgubres del centro de la ciudad y de allí saca las historias urbanas que pueblan sus letras. Porque las suyas son siempre historias del infierno cotidiano: historias turbulentas con mucho humo y alcohol, y, al fondo, la gramática de las balas: el resoplido sordo y feroz de los duelos callejeros. Un mundo sórdido con un inocultable aire de desasosiego.
Su lenguaje de asfalto le ha permitido construir un ritmo trepidante y urbano que recuerda el parpadeo vertiginoso de las películas de Win Wenders. Hablo de Ahiman, por supuesto, el de la quinta con quinta. Se presenta esta noche en el teatro Zulima a las 6 de la tarde y luego a las 8 de la noche. Será un espectáculo de avivamiento, de liturgia cristiana, con el sacrificio eucarístico del rap. Se sanarán enfermos, se convertirá el agua en vino, los fieles rezarán Mi ciudad frontera. Y todos seremos para siempre un verdadero problema para el mundo.
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