VIA LIBRE

Posted: jueves, 20 de mayo de 2010 by Isaias Romero P. in
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Columna de Renson Said Publicada el pasado viernes 14 de mayo



Vía libre
Dos Santos
Renson Said


Juan Manuel Santos ha buscado la presidencia de la república desde todas las posturas políticas imaginables: desde el liberalismo a secas, desde el neo liberalismo gavirista de la apertura económica, desde el laboralismo británico de Tony Blair, desde el samperismo oficialista, desde la conspiración para derrocar a Samper en sociedad con las Farc y Víctor Carranza, desde el narco fujimorismo, desde el pastranismo farándulezco, desde el uribismo armado y agropecuario, desde los falsos positivos, desde el chantaje político, desde la propaganda sucia con J.J. Rendón, desde el soborno (en la última visita a la ciudad, la campaña de Juan Manuel pagaba 10 mil pesos a quien fuera hacer bulto en la manifestación de la venida Quinta), desde la mentira y la trampa, es decir, desde su talante.

Sólo le faltaba la ayuda divina de Dios.

Y en Semana Santa fue a Popayán y se hizo retratar cargando sobre sus hombros a un enorme Cristo de yeso. Y en Cúcuta visitó la iglesia evangélica de Satirio Dos Santos de quién recibió la bendición y le profetizó que será el próximo presidente de Colombia. Santos no tiene escrúpulos. Las Iglesias tampoco.

Decía Esquilo, en una de sus tragedias, hace dos mil quinientos años, que “los dioses luchan en vano contra la imbecilidad de los hombres”. Y dos mil quinientos años después, dice Juan Manuel Santos, “sólo los imbéciles no cambian de opinión”. Yo le creo a Esquilo y Juan Manuel me parece un completo imbécil. Y Satirio también.


Lo de la iglesia católica no es nuevo: siempre ha estado respaldando a los gobiernos de turno, sean dictaduras civiles o militares. Lo nuevo es que Satirio Dos Santos, pastor de una iglesia evangélica, no respete la intimidad de la religión y, públicamente (y a nombre de su congregación), respalde a un político responsable de más de 1.800 asesinatos de jóvenes desempleados que el gobierno llama de manera eufemística “falsos positivos”, para no mencionar la invasión a un país vecino, el uso en la guerra de símbolos de la cruz roja, la recompensa a criminales guerrilleros que asesinen a sus jefes, la propaganda sucia contra la oposición, etc.


Santos es una mezcla de lo peor que acumuló las costumbres políticas en el gobierno de Uribe: la lambonería y el desprecio, el oportunismo y la trampa, el uso de métodos ilegales para conquistar sus fines. Que Satirio Dos Santos vea en eso un conjunto de virtudes que hay que bendecir y prolongar en el próximo gobierno habla mucho de su estatura espiritual. Satirio es un tecnócrata de la espiritualidad en el peor sentido del término: uno que manipula la fe de incautos para beneficio personal. Eso es lo que ha hecho Juan Manuel Santos desde la política.


Pensándolo bien, ambos son iguales: dos Santos: uno evangélico que ha amasado una fortuna y un poder electoral que nadie ha investigado, y otro Santos, que ha buscado la presidencia de la república desde …(aquí el lector puede seguir leyendo todo el primer párrafo de esta columna).

Vuelvo a Esquilo. Creo que los dioses: el de yeso en los hombros de Santos y el otro, de la congregación de Satirio, han estado luchando en vano contra la imbecilidad de sus hombres. No sé cuál de los dos de esos hombres sea el peor, pero su imbecilidad la pagaremos todos porque aquí no tenemos dioses que nos protejan. Sólo tenemos dos santos: que venga el diablo y escoja.

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