VIA LIBRE - PERIODICO LA OPINIÓN

Posted: jueves, 2 de junio de 2011 by Isaias Romero P. in
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Delincuencia callejera en el partido de la U

Renson Said


Leí hace poco en la prensa que la Corte abrió investigación contra 14 congresistas del partido conservador y de la U por irregularidades cometidas en la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE). Estas noticias ya no sorprenden a nadie. Todos los días el periódico trae el informe de un político enredado con la mafia, con el paramilitarismo, con la delincuencia callejera, en fin, con todo lo que se mueve en los bajos fondos del hampa (porque son eso: hamponcitos que escalan en la sociedad con los instrumentos del crimen) desde el narcotráfico hasta el uxoricidio, pasando por el estrangulamiento de las leyes, la amenaza directa y el atentado personal.


O, acaso, díganme ustedes si no es delincuencia callejera el modo de hacer política de Manuel Guillermo Mora: desde su alcaldía hasta el senado sólo ha dado muestras de un desprecio por los valores colectivos. No estoy diciendo que el honorable senador de la república sea un delincuente, sino que me lo parece: la investigación que adelanta la Corte Suprema de Justicia por la venta de manera ilícita del parque Alcalá tiene el radicado 30293, de los cuales hay dos fallos judiciales que le dan razón a la ley (uno del tribunal administrativo y otro del juzgado V administrativo de Cúcuta). No sé qué pensarán ustedes de todo esto, señores lectores, pero a mí me parece un atraco callejero: atraco con cuchilla en esquina de barrio pobre, por que a los ricos no los roban, a los ricos se les meten en el Club.



¿Y qué decir de Efraín Torrado? ¿De Carlos Hernández? ¿De Goyo Angarita? Todos del partido de la U: el partido político que legisla desde la cárcel. Nunca en la historia política se había visto tanta corrupción en un partido. O en un líder. Desde Calígula, que en la antigüedad despilfarró todo el tesoro de Roma, hasta Alberto Fujimori en Perú, pasando por Manuel Guillermo (y su famosa nómina paralela), la apropiación de dineros públicos les produce a los funcionarios cierta morbosa salivación.


Y nadie se salva. Ni el todopoderoso Efraín Torrado, que está hundido hasta el cuello en el escándalo de los contratos de pan y leche en el distrito de Bogotá. Ni Carlos Hernández, espíritu idealista responsable del parque Bavaria, de ese hueco burocrático y pestilente que tiene con medida de aseguramiento a buena parte de los concejales de Cúcuta. ¿Y Goyo Angarita? Pues no se pude confiar en un funcionario que antepone la amistad a los intereses colectivos. Cuando Goyo fue contralor municipal no se constituyó en parte civil contra los responsables de la venta del parque Bavaria. Tampoco defendió (como contralor) los intereses de la ciudad dentro del proceso contra Manuel Guillermo Mora por la venta del parque Alcalá. ¿Y si no fue capaz de defender a la ciudad como contralor por qué vamos a creerle que como alcalde defenderá a Cúcuta de la insaciable voracidad de sus amigos? Noto que en estas elecciones los candidatos hacen pactos callejeros. Y así no se puede gobernar.

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