VIA LIBRE - PERIODICO LA OPINIÓN

Posted: viernes, 20 de mayo de 2011 by Isaias Romero P. in
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DEL PARTIDO CONSERVADOR
Por: Renson Said Sepúlveda


Dije la semana pasada que iba a escribir una columna contra el glorioso Partido Conservador (contra su burocrática y paciente vida centenaria), de cuyo vientre salió, sin terminar de formarse, Andrés Felipe Arias: un engendro mitológico (mitad Uribe, mitad payaso) que engendró a su vez una monstruosidad llamada Agro Ingreso Seguro: ese programa ministerial que le quitaba tierras a los humildes campesinos para otorgárselas a ricos terratenientes como pago por haber apoyado la reelección de Álvaro Uribe.

El Partido Conservador, que en el siglo XIX se llamaba “partido ministerial” (porque todos tenían puesto y sueldo oficial), es el partido de Laureano Gómez: un nostálgico del fascismo que con su “acción intrépida y atentado personal” llevó a Colombia por los despeñaderos de la violencia política hasta “hacer invivible la república”.

Es el partido de Noemí Sanín, cuya “desvergonzada y abyecta lambonería” permitió el desgaste de las ideas. Y es también el partido de Juan Manuel Corzo que, según denuncias hechas por Manuel Cuello Baute, está involucrado en el escándalo de las notarías. Pero hay más. Corzo Román está siendo investigado por concierto para delinquir con fines paramilitares. Esta investigación tiene el radicado 51950 que reposa en la Corte Suprema de Justicia en el cual se profirió un inhibitorio, es decir, que en cualquier momento (y cuando lleguen nuevas pruebas) contra el senador, se abrirá nuevamente la investigación.

Juan Manuel Corzo tiene el talante de Noemí Sanín y el de la mayoría de la dirigencia conservadora: sólo le importa mamar arrodilla-do (como ya dije de los liberales) de la teta más grande del Estado. Eso lo obliga a tener amistades peligrosas. En las elecciones del 2003 Corzo apoyó los candidatos a la alcaldía y gobernación, sin embargo, la Corte Suprema de Justicia condenó sólo a Ricardo Elcure Chacón por haber establecido alianzas con grupos paramilitares. Y Corzo salió libre de toda sospecha. Ya hablé de Noemí Sanín, de su desvergonzada y abyecta lambonería. Pero Juan Manuel Corzo la supera. ¿Y Carlos Barriga? También investigado por vínculos con grupos paramilitares, el senador Carlos Barriga supera a Juan Manuel Corzo. Todo esto es infame, claro. Uno puede mirar hacia abajo, hacia lo más despreciable de las conductas políticas y nada justifica que políticos del departamento (a quienes se les ha confiado la administración y el desarrollo de la región), pacten con asesinos por la avaricia burocrática de perpetuarse en el poder.

No estoy señalando a nadie, sólo digo que Corzo y Barriga están siendo investigados y que además son del Partido Conservador. Un partido responsable, históricamente hablando, del desmadre del país. Decía Lampeduza, hablando de la revolución de Garibaldi que “es preciso cambiarlo todo para que todo siga igual”. Eso han hecho los políticos de esta época, cambiaron todo (la forma de hacer política: esas alianzas criminales, esos pactos con la mafia) para que todo siga igual. ¿Igual? Claro que no. Aquí nada es igual porque todo es peor

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