VIA LIBRE

Posted: sábado, 2 de octubre de 2010 by Isaias Romero P. in
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La más reciente columna de Renson publicada en el periòdico La Opinión.


Un disfraz ideológico
Renson Said
via_libre@hotmail.com

A raíz de la muerte del Mono Jojoy (sin duda uno de los golpes más exitosos de la fuerza pública contra la guerrilla de las Farc en estos últimos 50 años de guerra), he escuchado toda clase de comentarios: que la guerrilla está derrotada, que la paz bajará del cielo como por ensalmo, que Alfonso Cano terminará en la Corte Penal Internacional, en fin. De todo lo que se ha dicho me interesa sólo una cosa: que se siga creyendo que las Farc son una guerrilla comunista, lo cual no es cierto.



No puede ser comunista una guerrilla que secuestra y asesina; que roba tierras a campesinos e impone, con la fuerza del fusil, el terror en la población. No puede ser comunista una guerrilla que copia los métodos de la derecha: la crueldad y la traición para hacerse al aparato de Estado. Una guerrilla dura, rural, violenta, sanguinaria, de fosas comunes, a la que nunca le tembló el pulso para fusilar o desmembrar. Una guerrilla así no es comunista, no puede serlo, porque la naturaleza, semántica y política del comunismo, es la posibilidad de vivir en comunión con los demás seres humanos.



El comunismo que afloró en el mundo luego de la victoria Bolchevique en 1917 y de la cual surge (o surgieron) los regímenes de Europa Oriental, Cuba o Corea del Norte, no son (o fueron) propiamente comunistas. Porque el poder derechiza, como bien lo ilustra el ejemplo del PRI mexicano. De modo que es contradictorio un gobierno comunista, un gobierno de izquierda. Aunque en sus comienzos la guerrilla de las Farc pasó de llamarse autodefensas campesinas a guerrilla liberal y luego comunista, nunca ha sido nada de eso. Sus métodos de lucha son copiados de la derecha guerrerista. Mientras la derecha representa la conservación de orden establecido: que los ricos sean más ricos y los pobres sigan siendo pobres (Carimagua, los subsidios de Agro Ingreso Seguro, por ejemplo), el comunismo busca igualdad en la distribución de la riqueza y el ingreso. Pero eso nunca se ha visto. Por el contrario, no hemos tenido nadas más inequitativo que la guerrilla de las Farc cuyo mayor daño consiste en haber derechizado al país. A las Farc se le debe que Uribe haya llegado al poder y todo (o gran parte) del desastre que hoy tenemos. De sus excesos surgen sus gemelos los paramilitares: igualmente asesinos, igualmente sanguinarios.



No hay ideología en la guerrilla, salvo la fe en la fuerza del fusil. La ideología es un disfraz que beneficia a las partes enfrentadas. ¿O es que de verdad alguien cree que aquí lo que hay es una guerra entre el capitalismo y el comunismo? Sin embargo, el Estado colombiano se empeña en señalar a la guerrilla de comunista cuando no lo es. El disfraz ideológico beneficia a ambas partes y contribuye a la confusión teórica. Yo diría que la guerrilla de las Farc son santistas: usan la trampa y la traición como conducta de vida. Y son uribistas: les gusta la guerra, la sangre y el tráfico de drogas. Cuando el Estado comprenda que el problema no es la ideología sino la realidad, se dará cuenta que en Colombia no hay comunistas sino gente pobre.

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