RENSON EN EL HAY FESTIVAL 2011 EN CARTAGENA

Posted: sábado, 29 de enero de 2011 by Isaias Romero P. in
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El Hay Festival no es una feria del libro. Tampoco es una exposición académica sobre algún punto oscuro de la literatura contemporánea. Y está lejos de parecer una clase aburrida de novela decimonónica.

Tal vez lo que más se parece a este encuentro mundial de literatura es una fresca conversación de amigos. Y fueron cuatro amigos: Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Tomás Eloy Martínez y Sergio Ramírez, los que dieron impulso a este festival que nació en un pueblito de Gales en 1988 y que fue calificado por el expresidente norteamericano Bill Clinton como el “Woodstock de la mente”.

Porque aquí todo el mundo conversa: de literatura, cine, cocina, música. En fin. Conversaciones inteligentes que bien podrían inaugurar un nuevo género literario. Tal vez la gran diferencia que hay entre una conversación de intelectuales cachacos y una de costeños reside en que mientras los primeros fruncen el ceño mientras recuerdan un latinajo, los segundos no se toman en serio y a cualquier cosa le exprimen un chiste.

En Bogotá, por ejemplo, llaman conversatorios a un evento en el que dos escritores se sientan y desarrollan un tema frente a un público expectante. Acá en Cartagena la cosa es distinta. Empezando porque los conversatorios se llaman concervezatorios. Y el público que asiste lo hace con la misma reverencia volcánica con que se asiste a un carnaval.

En una tienda de esquina, muy cerca del Hotel Santa Clara, vi a William Ospina despachando una caja de vino mientras argumentaba que el monólogo interior no era un invento estético exclusivo de James Joyce. Un cartagenero que lo escuchó le dijo: -¡Nojodaaaaaaaaa y yo que creía que esa vaina la había inventado mi abuela!

Y es probable que tenga razón. No en el sentido de que la respetable abuelita de este muchacho haya inventado el monólogo, sino porque nada se le parece tanto como una cantaleta doméstica.

Si la conversación es el acto que sube a la raza humana en el peldaño de la civilización, la conversación sobre la literatura la eleva a niveles espirituales. Una charla, por ejemplo, con Martin Caparrós, es tan memorable como cualquier versículo de la Biblia. Y hablando de Caparrós. Hace rato recordó que un día Carlos Fuentes le preguntó a Julio Cortázar ¿en qué momento de la historia se introdujo el piano en la orquesta de jazz? Fuentes sólo esperaba un dato escueto y tal vez una fecha. Pero pasaron tres días y Julio Cortázar desarrollaba una cátedra magistral sobre la importancia del piano tanto en el jazz como en el blues.

En Cartagena todo el mundo habla de literatura. Acabo de llegar y quise, por un momento, salir de los libros para hablar de la imagen majestuosa del mar y alguien, que estaba al lado mío, dijo: -Es como el mar de ‘Hemingway’.

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