ALTER EGO

Posted: martes, 30 de abril de 2013 by Isaias Romero P. in
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Por: Renson Said
via_libre19@hotmail.com

Foto tomada de www.cucuta-nortedesantander.gov.co

No es un delincuente. No ha estado nunca en la cárcel. No tiene investigaciones en curso. No ha hecho alianzas ni con paramilitares ni con narcotraficantes. No mata una mosca. Es de origen humilde y todavía lo sigue siendo. Se ha hecho a pulso. Ideológicamente pertenece a la social bacanería: esa corriente política que nació en la década de los sesenta en los bares del centro de Bogotá y cuya principal característica consiste en no hacer nada. Un social bacano. No un demócrata, porque no creo que sepa qué es eso. Ni un liberal, aunque haya estado husmeando en las reuniones de campaña del partido liberal. No es cuota de Juan Fernando Cristo, ni de Liliana Parra, ni de Ramiro Suárez: es un hombre inclasificable. Tiene un solo defecto que lo hace temible y con eso borra de un brochazo todas sus virtudes: es el alter ego de del alcalde Donamaris Ramírez y, por lo tanto, su ambición lo ha llevado a escalar puestos adoptando la misma postura que usa para arrastrarse. Hablo de Javier Ardila, el actual Secretario de Tránsito del municipio. Empezó arrastrándose como una culebra encantado por la vibración de la música de su propia ambición. Y terminó convertido en una sombra abyecta de un alcalde adicto al poder, en su alter ego, en una oveja Dolly clonada de una de las ubres de Donamaris y de cuya teta municipal está mamando sin  que se le ruborice la piel.


Esa mezcla de lambonería y servilismo, de arrodillamiento ciego y ñoñería, de estulticia, demagogia y oportunismo, es lo que ha hecho de Javier Ardila un pelele que el alcalde maneja a su antojo. Un muñeco de trapo que sirve para limpiar los vidrios de la oficina de juventud, el escritorio de la secretaría de cultura o el inodoro de la secretaría de tránsito, para mencionar solo los cargos que ha ocupado en menos de un año dentro de la administración municipal.

Esos saltos abruptos de oficina en oficina, de carga ladrillo de campaña a vicepresidencia de juventudes y de vicepresidencia de juventudes a secretario de cultura y de secretario de cultura a secretario de tránsito, no habla de la versatilidad de Ardila para manejar tantos asuntos disímiles que requieren de conocimientos específicos. Sino todo lo contrario: habla de que el alcalde no sabe dónde ponerlo. Y si le dio la secretaría de tránsito no es por sus conocimientos en la materia sino porque sabe manejar moto: sabe llevar bien puesto el casco y el chaleco. Sabe ir por la derecha. No me imagino dónde estaría ahora Javier Ardila de haber aprendido a manejar un bus intermunicipal. Hubiera llegado muy lejos.

Es una lástima que un muchacho tan joven y vital se haya entregado sin reservas a la tarea obscena de tapar con sus manos las vergüenzas del alcalde. Cuando caiga preso (porque nada bueno puede hacer alguien que trabaje con Donamaris) se dará cuenta lo triste que fue ser un simple copy paste, una sombra que se pisa, un alter ego al que nunca se le permitió siquiera la oportunidad de concebir  una idea propia.

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