LAS COSAS DE LA BIBLIA II

Posted: lunes, 2 de diciembre de 2013 by Isaias Romero P. in
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Columna - Vía Libre
Renson Said


Hablé la semana pasada de las cosas que no me gustan de la Biblia. De cómo sus exégetas lo convirtieron en el libro base para el extermino de los infieles a nombre de “la verdadera fe”. Y de cómo de allí surge la Inquisición con sus hogueras medievales en las que quemaban vivas a las personas que se atrevieran a cuestionar el orden establecido por la Iglesia de Roma. Pero hay otras cosas que sí me gustan de la Biblia y son muchas. Su literatura, por ejemplo.

La Biblia siempre ha sido fuente de inspiración para escritores del mundo en todas las épocas. Es la obra de ficción más completa de toda la historia. Es imposible pensar en primer Pablo  Neruda sin antes tener en cuenta El Cantar de los Cantares. Así como hay momentos en la obra de Antonio Cisneros y de Ernesto Cardenal que recuerdan a los Salmos y Proverbios.

El Génesis es un libro mítico como, digamos, el primer capítulo de Cien años de Soledad. Aunque Cien años de Soledad supera todo el Antiguo Testamento en coherencia narrativa, en la construcción de personajes y en la fecundidad verbal. García Márquez es superior a Moisés. En la obra de García Márquez hay una ética y una estética y una compasión por los personajes. En la obra de Moisés, por ejemplo, hay relatos que están concebidos para manipular conciencias, como el Libro de Job, y eso, desde un punto de vista literario, me parece aberrante y obsceno.

Decía al principio que de la Biblia sale todo lo que hoy se conoce como literatura. Del pasaje de Jonás y la ballena surge la literatura fantástica. Del relato de Noé y el diluvio universal nace Joseph Conrad, Herman Melville, Álvaro Mutis y toda la literatura de mar. De la figura de Moisés salen todos los héroes épicos. Del versículo 7 del Cantar de los Cantares sale Safo. Del Éxodo sale la literatura de viajes. Del Levítico y del libro de Números, la literatura periodística. En el Deuteronomio hay un versículo en el segundo capítulo que es el origen de Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift y de Gargantúa y Pantagruel, de  Francois Rabelais.

Se sabe que de la violación del quinto mandamiento de la ley de Dios nace la novela policiaca.  Y de la violación del sexto, la literatura erótica. De la violación del séptimo surge la picaresca española. Y así hasta llegar al Apocalipsis que son los pergaminos de Melquiades en la novela de García Márquez.

Por eso al escritor que intente escribir la Biblia la va bien. Lo hizo Neruda en el Canto general, Agustín Yáñez en Al filo del agua, Leopoldo Marechal en Adán Buenosayres, Homero Aridjis en El Último Adán. Y García Márquez en Cien años de Soledad.

La Biblia es una obra fascinante si el lector tiene claro desde un principio que Dios es el mejor personaje de ficción que ha inventado la literatura.


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